Un día se dió cuenta que
estaba profundamente enamorado de una muchacha joven y hermosa. Ellos
habían crecido juntos. Muchos muchachos que andaban por ahí estaban
interesados también en ella y Ñandú Guasú, al darse
cuenta de eso, ya quería casarse rápidamente con ella.
Pe mitâkuña
he'i chupe:
– Ñamendáta rerúramo chéve
peteî jopói añetete, oikoéva ambue kuéra jopóigui,
peteî jopói iporâ ha iñambuére imbyekoviapy'ÿva,
upéicha rehechaukáta chéve ne mborayhu –he'i chupe.
Esa muchacha le dijo:
– Nos casaremos si me traes un obsequio de verdad, que sea diferente de los
demás, un presente bello y por consiguiente que no pueda ser reemplazado,[2] así me demostrarás tu amor –le dijo.
Péicha he'i
ra'e avei pe mitâkuña maymáva karia'ýpe. Sapy'aitérô
§uarâ ijaty hogapýpe mba'e porâita oî haguéicha
pe jerére.
Así dijo también la muchacha
a los demás muchachos. En poco tiempo se juntaron en su casa tantas
cosas bellas que llegaban de los alrededores.
Se le traía collares hechos de
plumas multicolores de aves, acaso si no eran aretes de piedrecillas brillantes
o de origen cristalino.
Ojereru avei chupe
umi piri ipyahapyre opaichagua, ha umi yvoty iporâvéva oîva
ñande ka'aguy rovyûre. Ha katu umi jopói apytépe
ndaipóri peteînte jepe Ñandu Guasu remime'êngue.
También le traían esas
pulseras de todo tipo tejidas de esterillas, y esas flores de las más
bellas de nuestros bosques verduzcos.[3] Pero de entre esos regalos
ninguno provenía de Ñandú Guasú.
A Ñandú Guasú no
se lo vió más por allí. Había ido por el bosque
a buscar algo bello que pueda ablandar el corazón de la muchacha.
Sólo quería encontrar alguna cosa que pueda traer y ver si
sensibilizaba a su amada.
Cuando andaba por lo lejos, como quien
algo ha perdido, de pronto encontró al Duende Bondadoso del Bosque
que estaba tejiendo una tela entramada brillante que lucía con los
colores del sol.
Ñandú Guasú esperó
que se termine el tejido por la rama de un árbol[4], y cuando iba
a tomarlo para llevárselo a su amada, se le acercó "Yasý
Ñemoñaré",[5] que andaba también
entusiasmado por la muchacha. Allí mismo se enfrentaron en una larga
pelea.
Ñandu Guasu
ipu'aka Jasy Ñemoñare rehe ha ojapyhývo pe mba'e potapyrâ,
Ka'aguy Jarýi Rekoporâ rembiapokue, osopa umi iñimbo ha
oparei chupe ipópe.
Ñandú Guasú doblegó
a Yasý Ñemoñaré y cuando iba a tomar el preciado
tejido, trabajo del Duende Bondadoso del Bosque, se soltaron los hilillos
y se deshizo la obra en sus manos.
Heta oñeha'â
rire, Ñandu Guasu opyta jey mba'eve'ÿre. Oguapy upérupi
peteî yvyra rakâ guasu piru ñeno ári ojepy'amongeta.
Después de mucho intentar, Ñandú
Guasú quedó nuevamente sin nada. Se sentó por eso sobre
un tronco seco acostado a pensar.
Estando así, vio de pronto a
su anciana madre venir hacia él con la intención de ayudarlo.
Viendo lo que suedió a su hijo, procedió a arrancar sus cabellos
blancos y empezó a tejerlos.
Ojapo upéicha
peteî mba'e neporâmbajepéva, Ka'aguy Jarýi Rekoporâ
rembiapokue joguaite, ha oikónte chugui ikatúgui ko'á§a
jajapyhy ha jaipokytypa oñembyai'ÿre.
Tejió de esa forma una obra preciosa,
muy parecida a la del Duende Bondadoso del Bosque, y que podía ser
acariciada y fregada sin deshacerse.
A la luz del sol, el tejido se contagiaba
de variados colores, rojo, amarillo, azul, blanco y se transformaba
en un tejido adormado brillante al que llamaron "Ñandutí". Esto
significa "canas de avestruz".
Por esto también llamaron ñandú
a esos animalillos[6]
que andan por los bosques tejiendo algo parecido al trabajo de la anciana.
Upete guive kuña nguéra
ñande ypykue, ha a§aite peve kuñakarai, kuñataî
ha mitâkuña'i jepeve, Paraguái ñemoñaréva,
ojapo péva pe tembiapo porâite jaguerohorypa'ÿva araka'eve
ha omimbipáva kuarahýicha, sa'yeta ombojegua jukýgui
chupe ha ñande resa omopyryrÿi kunu'ûva vy'águi.
Desde aquella vez las nuevas generaciones
de mujeres, hasta las señoras, señoritas y niñas incluso,
descendientes paraguayas, hacen este bello trabajo que no deja de ser admirado
y que resplandece como el sol, con colores que lo adornan con donaire y que
deslumbra nuestros ojos con ternura y alegría.[7]
[1] Ñandu Guasu significa "avestruz".
Los traductores no estimaron conveniente traducir este nombre propio, más
allá de acentuarlo para leerse en español igual que en guaraní.
[2] Tekovia, mejor que simplemente
ser reemplazado, indica dejar de absorver el sentimiento de los demás,
por el objeto o persona a que se refiere.
[3]Créase o no, en el guaraní original no existe
diferencia entre los colores verde y azul (ambos son hovy), a pesar de que los dos colores pertenezcan
a la naturaleza. Sin embargo, existe una corriente moderna de llamar hovy al azul, y hovyû
al verde.
[4]Se refiere al tejido que se
extendió en la rama del árbol, y no Ñandú Guasú esperando sentado en
ella.
[5] Jasy Ñemoñare significa
exactamente "Descendiente de la Luna", o simplemente "Hijo de Luna" (respetando
en este caso las mayúsculas, debido a la deidad que los primitivos
asignaban a la luna).
[6]En guaraní también se llama ñandu a la araña, ñandurenimbo al hilo de araña, y
ñanduti a la tela (red) de araña.
[7]Es posible que se peque de excesivo patriotismo, pero aquí
se está refiriento a un tejido muy ralo de hilo, el ñandutí,
hecho exclusivamente a mano y de manera muy artesanal. Los métodos
antiguos se mantienen hasta hoy: una ciudad de Paraguay, llamada Itauguá,
mantiene vigente esa tradición.