Todos nosotros los niños, con ánimo sincero
cantemos a nuestras maestras,
que voz melodiosa suene en nuestras bocas
y cual blanco lirio pongámoslo en su camino.
Ñane mbo'ehara kuéra, maestra
ñahenóiva
oikóva sy ha túva rekoviáma opyta,
ñane ñe'â nguágui
joheipyre heñóiva
mborayhu hechapyrâ chupekuéra
§uarâ.
Nuestras maestras, a quienes llamamos "maestra"
quienes actúan como madre y padre,
que de nuestros límpidos corazones germine
el admirable amor hacia ellos.
Lo que en el camino vemos lozano y luminoso,
en nuestro futuro la suerte es sabiduría
que sólo la maestra brinda, que sólo ella obtiene
diariamente de nuestras cabezas que acaricia.
Ko'êro ña§uahêvoma
upe po'a ru'âme
aníke tesaráipe mbo'ehára jaheja
jepe mombyryvérô toikóke
ñane akâme
ku mainumby hovýicha tojora mandu'a.
Mañana cuando lleguemos a la cima de la dicha
no dejemos a la maestra al olvido
por más lejos estemos que siga en nuestra mente
[y] como el verde colibrí desate recuerdos.
Obs.: La traducción al español, que es literal por cada
verso, se brinda con fines didácticos, y para nada poéticos.